miércoles, 27 de junio de 2012

¿Por qué la Tierra se llama así?







La mayoría de las culturas prehistóricas tenían prácticas religiosas animistas, una creencia que en esencia se basa en la idea de que TODO TIENE UN ESPÍRITU: las personas, los animales, las plantas, las cosas... el mundo completo.

Siendo así, estas culturas prehistóricas naturalmente llegaban tarde o temprano a la conclusión de que uno de estos "espíritus vitales" más importantes era el del propio mundo: el mundo es el que permite que nazcan y vivan todas las plantas, animales y personas; ergo: el espíritu del mundo ha de ser uno de los más importantes y poderosos que hay.

Así entonces, venerar a la "madre tierra" era una costumbre muy común, hasta donde sabemos, al menos desde hace unos 50,000 años (y quizás desde mucho antes)... Ahora trasladémonos hacia el futuro un poco, hasta la Grecia clásica hace unos 3,000 años:

La religión griega fue una de las más desarrolladas de su época, y como buena religión "evolucionada" había sustituído esta idea de los ·"espírtus de las cosas" por entes más concretos y poderosos: los dioses.

Resulta que una de las diosas más antiguas e importantes en la mitología griega era, por supuesto, la "madre tierra", llamada Gea ó Gaia – De ahí que todavía algunas raíces de palabras referentes al planeta tierra tengan este prefijo "geo-", como en "geología" (el estudio de la composición de la Tierra) y en "geoide" (la forma de la Tierra).

Gaia era una diosa sumamente poderosa (si bien no tan "latosa" como otros de sus hijos más famosos como Zeuz o Poseidón) y Gaia era para todo fin práctico eso: la Tierra misma, el mundo; la madre de todas las cosas y todos los seres vivos.
Fuente (s):
... Y así, aproximadamente hacia el año 500 a.C sucedió algo importante: Roma entró en contacto con Grecia y aquella terminó "adoptando" gran parte de la religión y mitología griega, adaptándola a cánones romanos; incluídos los nombres de los dioses.

Y aquí es donde entra a escena la palabra TERRA, que en latín significa precisamente "tierra". Éste pasó a ser el "nuevo nombre" de la diosa griega (ahora romana) venerada como la madre del mundo: Gea se convitió entonces en Terra y con ello, el mundo, al menos desde la perspectiva del imperio romano, pasó a llamarse TERRA... "la tierra".

Así entonces, desde esa época los estudiosos de la naturaleza se empezaron a referir al mundo con el nombre propio de "TERRA", mismo que eventualmente con el desarrollo del idioma español –entre los siglos V y X d.C– se acabaría traduciendo a nuestra lengua como "TIERRA".







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